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¿Por favor y gracias? El costo de los buenos modales en ChatGPT

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  • Última modificación de la entrada:abril 27, 2025

El costo de los buenos modales en ChatGPT es más significativo de lo que podríamos imaginar. Decir “por favor” o “gracias” a una inteligencia artificial no solo refleja cortesía, sino que también conlleva implicaciones económicas y ambientales. Sam Altman, CEO de OpenAI, ha señalado que estas expresiones de cortesía han generado costos operativos que ascienden a decenas de millones de dólares, debido al aumento en el consumo de energía y recursos computacionales necesarios para procesar las interacciones más largas .​

Acompáñanos en este análisis para comprender mejor las consecuencias de nuestros modales digitales y cómo podemos equilibrar la cortesía con la sostenibilidad.

¿Por qué ser amable con una IA tiene un precio?

​En la era digital, interactuar con asistentes de inteligencia artificial como ChatGPT se ha vuelto cotidiano. Muchos usuarios optan por ser educados, utilizando expresiones como “por favor” y “gracias”. Sin embargo, esta cortesía aparentemente inofensiva tiene implicaciones más profundas de lo que se podría pensar. Este artículo explora el costo de los buenos modales en ChatGPT, analizando cómo nuestras interacciones afectan el consumo energético, el impacto ambiental y los recursos económicos asociados.​

La cortesía digital y su impacto energético

Cada vez que interactuamos con ChatGPT, especialmente con mensajes más largos o complejos debido a la cortesía, se requiere un procesamiento adicional por parte de los servidores. Este procesamiento incrementa el consumo de energía. Según el Observatorio IA AMETIC, la IA generativa consume enormes cantidades de recursos computacionales debido al tamaño y complejidad de los modelos, la cantidad de datos requeridos para el entrenamiento y los cálculos involucrados en el entrenamiento y ejecución.

Implicaciones ambientales de nuestras interacciones

El aumento en el consumo energético no solo afecta las facturas de electricidad, sino que también tiene consecuencias ambientales. El alto consumo energético de la IA contribuye directamente a las emisiones de gases de efecto invernadero, especialmente en países donde la electricidad proviene mayormente de combustibles fósiles . Además, cada imagen generada por IA, como las creadas con ChatGPT, requiere entre 2 y 5 litros de agua para refrigerar los servidores, lo que en una semana puede alcanzar los 216 millones de litros.

¿Es necesario replantear nuestra forma de interactuar con las IA?

Si bien ser educado es una cualidad humana valiosa, es importante considerar si nuestras expresiones de cortesía son necesarias al interactuar con una IA que carece de emociones. Reducir la longitud y complejidad de nuestros mensajes podría disminuir el consumo de recursos. Este análisis sobre el costo de los buenos modales en ChatGPT invita a reflexionar sobre cómo nuestras acciones digitales tienen repercusiones tangibles en el mundo físico.

¿Cómo afectan los buenos modales al consumo energético de ChatGPT?

En la era digital, interactuar con asistentes de inteligencia artificial como ChatGPT se ha vuelto cotidiano. Muchos usuarios optan por ser educados, utilizando expresiones como “por favor” y “gracias”. Sin embargo, esta cortesía aparentemente inofensiva tiene implicaciones más profundas de lo que se podría pensar. Este artículo explora el costo de los buenos modales en ChatGPT, analizando cómo nuestras interacciones afectan el consumo energético, el impacto ambiental y los recursos económicos asociados.​

La cortesía digital y su impacto energético

Cada vez que interactuamos con ChatGPT, especialmente con mensajes más largos o complejos debido a la cortesía, se requiere un procesamiento adicional por parte de los servidores. Este procesamiento incrementa el consumo de energía. Según el Observatorio IA AMETIC, la IA generativa consume enormes cantidades de recursos computacionales debido al tamaño y complejidad de los modelos, la cantidad de datos requeridos para el entrenamiento y los cálculos involucrados en el entrenamiento y ejecución.​

Implicaciones ambientales de nuestras interacciones

El aumento en el consumo energético no solo afecta las facturas de electricidad, sino que también tiene consecuencias ambientales. El alto consumo energético de la IA contribuye directamente a las emisiones de gases de efecto invernadero, especialmente en países donde la electricidad proviene mayormente de combustibles fósiles. Además, cada imagen generada por IA, como las creadas con ChatGPT, requiere entre 2 y 5 litros de agua para refrigerar los servidores, lo que en una semana puede alcanzar los 216 millones de litros.​

¿Es necesario replantear nuestra forma de interactuar con las IA?

Si bien ser educado es una cualidad humana valiosa, es importante considerar si nuestras expresiones de cortesía son necesarias al interactuar con una IA que carece de emociones. Reducir la longitud y complejidad de nuestros mensajes podría disminuir el consumo de recursos. Este análisis sobre el costo de los buenos modales en ChatGPT invita a reflexionar sobre cómo nuestras acciones digitales tienen repercusiones tangibles en el mundo físico.

El impacto económico: decenas de millones de dólares por cortesía

Ser cortés con ChatGPT no solo tiene implicaciones éticas o ambientales; también conlleva un costo económico significativo. Aunque agregar expresiones como “por favor” o “gracias” parece inofensivo, estas palabras adicionales incrementan la longitud de las consultas, lo que a su vez aumenta el consumo de recursos computacionales y, por ende, los costos operativos.​

Costos por consulta: centavos que suman millones

Cada interacción con ChatGPT tiene un costo asociado. Se estima que una consulta típica consume aproximadamente 0.3 W/h de energía . Si consideramos que ChatGPT maneja millones de consultas diariamente, estos pequeños consumos se traducen en gastos energéticos sustanciales.​

Además, el costo económico por consulta, aunque aparentemente bajo, se acumula rápidamente. Por ejemplo, si cada consulta cuesta alrededor de $0.01 y se realizan 100 millones de consultas al día, el gasto diario sería de aproximadamente $1 millón, lo que equivale a $365 millones al año. Este cálculo ilustra cómo el costo de los buenos modales en ChatGPT puede escalar rápidamente.​

La influencia de la cortesía en los costos operativos

Las expresiones de cortesía, al aumentar la longitud de las consultas, requieren que los modelos de lenguaje procesen más información. Este procesamiento adicional consume más recursos computacionales y energía, lo que incrementa los costos operativos. En un entorno donde millones de usuarios interactúan con ChatGPT diariamente, incluso pequeños aumentos en la longitud promedio de las consultas pueden tener un impacto económico significativo.​

Implicaciones para los usuarios y las empresas

Para los usuarios individuales, el impacto económico de ser cortés con ChatGPT puede parecer insignificante. Sin embargo, para empresas que integran ChatGPT en sus operaciones, estos costos adicionales pueden acumularse rápidamente. Por ejemplo, una empresa que maneja miles de interacciones diarias con ChatGPT podría enfrentar gastos adicionales considerables debido a la longitud incrementada de las consultas por cortesía.​

Además, estos costos pueden influir en las decisiones de diseño de productos y servicios, incentivando a las empresas a optimizar las interacciones con IA para reducir la longitud de las consultas y, por ende, los costos asociados.

¿Vale la pena la amabilidad digital? Opiniones de expertos y usuarios

La cortesía al interactuar con ChatGPT, como decir “por favor” y “gracias”, ha generado un debate sobre el costo de los buenos modales en ChatGPT. Mientras algunos expertos destacan beneficios en la calidad de las respuestas, otros señalan preocupaciones ambientales y económicas.​

Expertos: la cortesía mejora la interacción

Algunos especialistas en inteligencia artificial afirman que usar un lenguaje educado puede influir positivamente en las respuestas de ChatGPT. Por ejemplo, Kurtis Beavers, director de diseño de Microsoft, señaló que las respuestas educadas tienden a fomentar respuestas más colaborativas y profesionales.

Además, un estudio realizado por la Universidad de Cornell en Estados Unidos evaluó cómo las interacciones con IA variaban dependiendo de si se usaba un lenguaje cortés o descortés.

Usuarios: entre la ética y la costumbre

Una encuesta de febrero de 2025 reveló que el 70% de los usuarios suelen ser corteses con la IA, motivados principalmente por hábitos personales y consideraciones éticas. Algunos usuarios incluso bromearon respecto a su decisión de ser amables con las inteligencias, pues aseguraron estarse protegiendo de una futura (y ficticia) rebelión contra la IA.

El dilema: cortesía vs. sostenibilidad

A pesar de los beneficios percibidos, la cortesía digital tiene implicaciones ambientales y económicas. Según estimaciones de Epoch AI, cada interacción con ChatGPT consume aproximadamente 0,3 vatios-hora de electricidad. Aunque parece insignificante, las 365 mil millones de consultas anuales que recibe el sistema elevan el consumo total a más de 1.000 gigavatios-hora al año, comparable al de países pequeños.

Este consumo energético adicional se traduce en costos significativos para las empresas que operan estos sistemas. Sam Altman, CEO de OpenAI, reconoció que las expresiones de cortesía han generado gastos eléctricos por decenas de millones de dólares. Sin embargo, aseguró que ese dinero se utilizó de manera justificada.

Consecuencias ambientales de nuestras interacciones con ChatGPT

Interactuar con ChatGPT puede parecer una acción inofensiva, pero cada consulta tiene un impacto ambiental tangible. Desde el consumo de energía hasta el uso de agua y la generación de emisiones de CO₂, nuestras interacciones digitales contribuyen al cambio climático. A continuación, exploramos cómo el costo de los buenos modales en ChatGPT se traduce en consecuencias ambientales significativas.​

Consumo energético: más allá de lo que imaginas

Cada vez que utilizamos ChatGPT, se activa una red de servidores que requieren una cantidad considerable de energía para procesar nuestras solicitudes. Según datos recientes, el consumo energético anual de ChatGPT asciende a 7.285 millones de kWh, una cifra que supera el consumo eléctrico de 112 países enteros.

Además, se estima que una consulta en ChatGPT consume tres veces más energía que una búsqueda en Google, lo que contribuye a una mayor demanda de electricidad y, por ende, a un aumento en las emisiones de gases de efecto invernadero.

Huella hídrica: el agua que no vemos

El funcionamiento de los centros de datos que soportan ChatGPT requiere sistemas de refrigeración que consumen grandes cantidades de agua. Por ejemplo, generar un texto de 100 palabras en ChatGPT consume, en promedio, 519 mililitros de agua, el equivalente a una botella del líquido.

Este consumo, que puede parecer mínimo en la escala de una sola consulta, se magnifica cuando se analiza el impacto a gran escala. En una sola semana, el uso de IA generativa ha alcanzado los 216 millones de litros de agua.

Emisiones de CO₂: una huella creciente

El uso intensivo de ChatGPT también contribuye significativamente a las emisiones de dióxido de carbono. Un estudio revela que ChatGPT produce más de 260.930 kg de CO₂ al mes, lo que equivale a 260 vuelos transatlánticos entre Nueva York y Londres.

Además, se estima que ChatGPT emite 8,4 toneladas de CO₂ al año, más del doble de lo que emite un individuo promedio, que son 4 toneladas al año.

Conclusión: ¿Deberíamos cambiar nuestra forma de comunicarnos con las IA?

Al concluir este análisis sobre el costo de los buenos modales en ChatGPT, es evidente que nuestras interacciones digitales, aunque parezcan triviales, tienen repercusiones tangibles en el medio ambiente y la economía.​

Cada vez que escribimos “por favor” o “gracias” a una inteligencia artificial como ChatGPT, estamos incrementando ligeramente la carga de procesamiento. Este aumento, multiplicado por millones de usuarios diarios, se traduce en un consumo energético considerable, una mayor demanda de agua para la refrigeración de centros de datos y emisiones adicionales de CO₂ .​

La cortesía digital, aunque noble en intención, plantea un dilema: ¿vale la pena el impacto ambiental y económico asociado? Algunos expertos argumentan que un lenguaje educado puede mejorar la calidad de las respuestas de la IA ​, mientras que otros señalan que la eficiencia y la sostenibilidad deben primar en nuestras interacciones con la tecnología.​

En este contexto, es crucial fomentar una conciencia colectiva sobre el uso responsable de las herramientas digitales. Esto implica no solo considerar la forma en que nos comunicamos con las inteligencias artificiales, sino también abogar por prácticas más sostenibles por parte de las empresas tecnológicas y una regulación adecuada por parte de las autoridades competentes.​

En última instancia, el equilibrio entre la cortesía y la sostenibilidad dependerá de decisiones informadas y conscientes por parte de todos los actores involucrados.